Cien años después de que se les dio por perdidos en la
catástrofe del Titanic, han reaparecido relativamente sanos y salvos Joan
Manuel Serrat y Joaquín Sabina.
Los dos formaban parte de la orquesta de la embarcación, que se hundió en aguas
del Atlántico norte después de chocar contra un témpano de hielo en la
madrugada del 15 de abril de 1912.
En la tragedia sobrevivieron 711 personas y perecieron 1.513, incluidos los
multimillonarios J. J. Astor, Benjamin Guggenheim y Leonardo di Caprio.
“No podemos contar todos los detalles de nuestra aventura – dijeron al
presentarse por sorpresa en Madrid—porque hemos vendido los derechos exclusivos
del relato al semanario inglés News of the World.
Pero tenemos preparada una canción en la que narramos lo que ocurrió”.
“Eso sí, desde el punto de vista científico, estamos en condiciones de señalar
–agregaron—que hacía un frío de cojones”.
Sabina y Serrat, conocidos por su actuación en “Dos pájaros de un tiro”,
algunos discos y otras actividades que es mejor no menear, eran integrantes de
la banda de Wallace Hartley, que se hundió con el barco sin dejar de alegrar
los últimos instantes de los pasajeros con sus melodías.
Viajaban como polizones y fueron sorprendidos cantando en la ducha de un
camarote de primera por el maestro Hartley, que incomprensiblemente los
confundió con músicos.
“Yo tocaba las castañuelas – explicó uno de ellos–, y este tocaba la
pandereta”. Las castañuelas han sido avistadas por cámaras submarinas en el
fondo del océano, al lado de platos, botellas, orinales y miles de objetos más
pertenecientes al buque. La pandereta fue pescada en 1932 en aguas de Oceanía y
hoy se exhibe en el Museo Piscícola de Tasmania con la catalogación de “pez
pandero”.
Las últimas piezas que interpretó la orquesta fueron el poema funeral “De muy
profundis”, el canto religioso “Más cerca de Ti, Dios Mío” y “Se va el caimán”,
identificado en la partitura como himno militar escocés.
Ambos confirmaron serias irregularidades que reveló la investigación oficial
sobre el naufragio. Por ejemplo, que solo llevaba botes salvavidas para un
tercio de las personas a bordo y que el capitán desoyó las advertencias
telegráficas sobre la presencia de grandes bloques de hielo en la zona de no
fumadores. “Y esto es solo la punta del iceberg”, advirtieron.
Escuchalo por ETERNITY RADIO HD, como siempre, en alta definición.